Las 9 aptitudes para ser un buen emprendedor

Ser emprendedor o emprendedora es empezar a hacer algo nuevo, algo inédito. Generar ganancias a partir de una idea nueva creada que previamente no existía.

La magia de emprender es creer en un proyecto, tener el deseo ferviente de superación y combinar las habilidades de la persona que lo inicia, con sus gustos y misión en la vida.

Si el proyecto es rentable y crece se puede convertir en una empresa. En caso contrario, es decir, si no se trata de un producto o servicio por el que cobras, será un hobbie o un proyecto sin ánimo de lucro, lo cual puede retruibuirte en el terreno afectivo, pero no lucrarás con ello.

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Emprender es crear, te hace sentir útil, vivo, trascendental, importante y capaz. Somos seres creativos por naturaleza y éste, el de emprender, es un espacio donde puedes dedicarte a ser quien eres y e invertir en quien puedes llegar a ser.

Se empieza por una idea y se van pasando etapas que dan forma a la misma. En ese proceso uno también va creciendo y transformándose,  desde lo personal y también profesionalmente.

A pesar de todo lo anterior no todas las personas tienen alma emprendedora y eso también está bien (siempre y cuando el trabajo que tienes se alinee con lo que eres y con lo que quieres hacer en esta vida).

Cualidades del emprendedor:

Curiosidad: Ser un curioso genuino abre posibilidades y permite explorar nuevos escenarios. La curiosidad de querer conocer, probar, investigar y lanzarse es la habilidad que permite ampliar el horizonte. Los emprendedores, además, tienen la capacidad de aprender continuamente. Sólo el que se permite cometer errores, remendar fallos y volver a intentar puede sumar nuevas maneras de ver, hacer y reaprender todo lo adquirido. Esta persona será capaz de estar abierta a las nuevas situaciones que se le presenten en el camino y por ende podrá adaptarse más fácilmente a lo que le traiga el destino.

Perseverancia: Un hecho aislado no hace el hábito. Hacer algo sistemáticamente es lo que marca la diferencia en los resultados y te convierte en experto. Si empiezo algo y no solo lo termino, sino que insisto para perfeccionarlo cada vez más estarás en el buen camino de convertirte en el mejor profesional de tu área. Ojo, no estamos hablando de dedicarte a algo unos meses, sino toda una vida.

Osadía: El emprendedor o emprendedora se atreve, se anima, toma riesgo venciendo sus miedos y se expone. Así, como el famoso dicho dice: “sin riesgo, no hay ganancia”. Las personas más audaces son las que se lanzan, lo intentan hasta lograrlo y disfrutan con orgullo de sus logros.

Habilidades sociales: Conocerte es fundamental para poder saber quién eres y cómo eres. Los emprendedores son seres sociales y en el manejo de las relaciones sociales son expertos en estar con los demás, escuchar el mercado y modificar la forma de sus productos o servicios para que se adapten a los compradores.

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Determinación: No solo están seguros de lo que quieren lograr y tienen claro su objetivo, sino que además ponen todo de sí mismos para poder lograrlo. Tienen la fe y voluntad de que van a trabajar hasta llegar donde se han propuesto. La confianza en sí mismos y saber que pueden lograrlo es el secreto más importante ya que si tú mismo dudas, los clientes lo percibirán y se abstendrán de comprarte.

Pasión: Está muy ligado al punto anterior, que es el de la determinación. Los emprendedores tienen tan claro a lo que quieren dedicarse, que esa pasión que les lleva a levantarse después de todas las caídas. La única manera de enfrentar y lidiar con las dificultades que surjan en el camino es teniendo pasión por lo que haces.

Paciencia: De la noche a la mañana no se crea un negocio. Se necesita tiempo, darse a conocer, ser bueno en lo que haces y dosis y dosis de paciencia. El ensayo  error es necesario y y enfrentarte a los fracasos cuesta, pero la paciencia será vital para llegar al éxito.

Responsabilidad: Tener un negocio implica ser responsable, darte cuenta que lo que tú produces y entregas a los clientes va a ser tu mejor marketing. Es por eso que tomártelo con seriedad, involucrarte con los clientes, socios y proveedores será vital para que todo marche sobre ruedas.

Empatía: Entender al cliente, ponerse en sus zapatos y pensar como ellos lo hacen es esencial para emprender. Sin una buena dosis de empatía va a ser mucho más difícil crear un producto o servicio que el mercado necesite. Es por eso que los emprendedores se caracterizan por ser empáticos.

¿Cómo puedo ser un emprendedor?

¿El emprendedor se nace o se hace? El niño o niña que tiene inquietudes de vender algo hecho con sus propias manos tiene, definitivamente, madera de emprendedor. Eso no significa que quien no haya tenido esos intereses de pequeño no pueda serlo también.

Cualquiera puede crear un negocio siguiendo estos pasos:

  1. Crea tu idea de negocio: primero tienes que encontrar tu fuerte. Qué es lo que te apasiona, cuál es tu misión en la vida y unir lo que eres con lo que haces para así ser feliz en tu trabajo.
  2. Elabora las estrategias: una vez tengas el objetivo claro, piensa cómo hacerlo realidad y con qué medios piensas darlo a conocer para que tu emprendimiento crezca.
  3. Relaciónate y muévete: cuanto más lo hagas más gente podrá conocer lo que haces y sentir interés por él para consumir lo que vendes.
  4. Atención a las oportunidades: estate atento a todas las posibilidades que puedan surgir, cada oportunidad es sinónimo de crecimiento.
  5. Sé organizado: materiales que uses en el día a día, finanzas, pagos a proveedores y pagos de clientes. Es importante que lo tengas todo bajo control para evitar posibles pérdidas.
  6. Utiliza las redes sociales y todos los medios de los que disponemos hoy en día gracias a la globalización.  

¿Cómo desarrollar mis habilidades emprendedoras?

La práctica hace al maestro. Solo si desbloqueas los pensamientos limitantes que te están impidiendo avanzar, podrás ser libre e ir a conseguir tu sueño. Acuérdate que durante todo el período en el que estés emprendiendo pasarás por diferentes etapas y será importante que no desfallezcas a la primera.

Sal de tu zona de confort, vence tus miedos y muévete hacia el objetivo vital que te haga sentir “cosquillas en el cerebro”. Busca realizarte y luchar por lo que verdaderamente crees. De todos modos no te dejes a un lado, no te olvides de ti mismo. Tú eres lo más importante de tu negocio. Respeta tus descansos, pasa tiempo con tu gente y disfruta la vida, ya que solo tienes una.

Aprovecha para desarrollar aún más tus habilidades gracias a la formación continua que requiere el hecho de tener tu propio emprendimiento.

¿Cuál es el rol de un emprendedor?

El rol de un emprendedor o emprendedora es ser multifacético y dirigir el negocio sin dudar.

Al comienzo de cualquier negocio te tocará llevar varios sombreros a la vez: por ejemplo, ser tu propio relaciones públicas, ser comercial de ventas, ser contable, ser creador de contenidos, entre otros muchos roles.

Eso te permitirá gastar menos al principio, pero después, es importante que veas:

  • En qué eres bueno y qué te gusta hacer
  • En qué eres bueno pero no te gusta hacer
  • Lo que no se te da bien pero  te gusta hacer
  • Lo que no se te da bien y además no te gusta hacer

Cuando lo tengas claro, empieza a delegar los dos últimos puntos mencionados arriba, ya que se convertirán en tu talón de Aquiles. Estos muy probablemente te harán perder el tiempo, te atrasarán en tus avances, te consumirán mucha energía y los resultados, además, es altamente probable que sean malos.

Por ejemplo: si no te gusta la contabilidad pero tú eres el que se ocupa de ella en tu emprendimiento, además de dedicarle mucho tiempo, probablemente te salgan mal los números o te equivoques

Como emprendedor siempre va a ser muy importante que distingas los cuatro puntos anteriores y con lo que no se te dé bien, tengas la humildad de pedir ayuda al que sabe.

Aspectos negativos que pueden amenazar a un emprendedor

1- Ojo con trabajar desde casa:

Si bien trabajar desde casa ha sido un gran cambio y una gran ayuda para muchísimas familias que necesitaban conciliar lo laboral con lo familiar, este tipo de trabajo en solitario no es apto para personas extremadamente sociales que necesitan el contacto humano para estar bien. Además, puede entrañar otros riesgos.

Al otro grupo de personas al que no les conviene este modelo laboral es a los que no son disciplinados. Es demasiado fácil distraerse e ir a picar a la nevera, poner una lavadora pendiente o empezar con multitasking que te distraerá de tus verdaderos objetivos.

2- Los resultados llevan tiempo, no lo olvides:

A menos que tu empresa sea uno de esos unicornios que una vez de cada 10.000 vuelan nada más nazcer, lo único que necesitarás será el famoso pico y pala y toneladas de paciencia.

¿A qué me refiero con unicornios? Me refiero a ideas tan sumamente innovadoras, que nada más nacer la gente se pelea por comprar. Si tu negocio no es así, si ya hay competencia existente y existen empresas similares, te tocará trabajar hasta que una buena cantidad de personas sepa que existes, te haya probado o quiera probarte.

3-Sobrecarga de información y objetos brillantes:

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Es habitual en el siglo XXI perder el norte, ya que estamos expuestos a demasiada información. Al encontrarse en un cruce de caminos y no tener claro el siguiente paso a dar, el emprendedor puede caer en distracciones y seguir objetos brillantes con promesas de éxito rápido que provocará que muchos desaprovechen energías en objetivos no relevantes en ese momento.

En un emprendimiento es primordial tener un plan y seguirlo a rajatabla. Está bien que observes posibilidades y te mantengas con una actitud de apertura, pero mucho cuidado con los cambios de planes y con no hacer cada cosa en su momento, ya que entrarás en riesgos innecesarios y el éxito de tu negocio se pospondrá.

Fíjate una ruta de trabajo que marque los procesos a seguir y establece cuáles son las prioridades. De ese modo, cuando aparezca un nuevo objeto brillante podrás decidir con mayor claridad si vale invertir tiempo en él o si pasas de largo.

4- No siempre sale como lo calculas:

Es preciso estar preparado para aceptar contratiempos y tener plan B, C, D, E y F para probar todos los caminos posibles hacia tu objetivo. Al fin y al cabo, si crees en tu producto o servicio, solo será cuestión de observar la reacción del mercado y realizar ajustes.

Si no todo sale acorde al plan establecido será una gran oportunidad para aprender y evitar que el mismo error vuelva a suceder en el futuro. No tires la toalla, estás más cerca del éxito de lo que puedas pensar.

5- No siempre hay apoyo en los demás (ni en ti mismo): 

Mucho cuidado a quién te acercas para contarle tus penas emprendedoras. Habrá veces en las que las personas de tu entorno no tendrán palabras de consuelo, sino frases con las que empeorarán tu estado de ánimo.

No lo tomes a mal, sencillamente hay gente que no nació para aconsejar. Todavía tendrías que hacer menos caso a lo que te digan si es que el que te da consejos nunca ha tenido un negocio.

Cuida tus energías y únete a gente que haya pasado por lo mismo que tú o que tenga tus mismas inquietudes, entra a grupos online donde puedas compartir dudas. Te servirán enormemente para no sentirte solo y motivarte.

6- Creer que si el producto es bueno se vende solo:

Nada se vende solo. Necesitas darlo a conocer y que la gente se entere de que existes. Para ello, las redes sociales e Internet serán tus grandes aliados. Planea tus estrategias y llévalas a cabo disciplinadamente para conseguir destacar entre los demás.

 7- No tener un presupuesto y no diferenciarlo de tu propio bolsillo:

Un error muy grave es no marcar un presupuesto para emprender y usar el dinero de tu propio bolsillo para hacerlo. Si no eres muy organizado, no sabrás en qué se fue tu dinero, en qué invertiste y tampoco sabrás qué más necesitas gastar para tu negocio.

O sea, será un descontrol total. Si no tienes buena administración muere tu billetera y quizá con ella tu emprendimiento.

8- Ignorar los papeleos legales y fiscales:

Paz mental para hoy y problemones y multas para mañana. No cometas el error de no seguir lo que te pida la ley. Pondrás tus ingresos presentes y futuros en riesgo y eso sí que sería una pena si lo que quieres es vivir según tus propias reglas.

9- No medir resultados

¿Cómo vas a saber qué funcionó y qué no si no mides tus resultados y tomas buena nota de ello?  El emprendedor que trabaja bien mide, analiza y vuelve a la carga.

10- No delegar

Por más que tú sepas cómo hacer el trabajo y seas tú el dueño de tu negocio, si quieres crecer, tendrás que aprender a delegar. El hecho de que el trabajo lo hagan otros, no significa necesariamente que esté peor hecho. Busca personas especialistas en el área que quieras cubrir, para que así no solo puedas delegar sino que incluso ellos mejoren el trabajo que haces tú.

¿Te ha servido este artículo? ¿Soñabas con emprender cuando eras niño? Cuéntamelo abajo, en los comentarios.

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Acerca de mí, Rosa Grimaldi

Rosa Grimaldi

Soy la fundadora de La Fábrica de las Palabras, agencia y escuela de transformación digital donde brindamos la mejor y más accesible formación en marketing digital para pequeñas marcas. Al enseñar a partir de los métodos aplicados y probados en nuestra agencia, simplificamos el proceso, garantizamos resultados y traducimos el complicado arte del marketing digital a un lenguaje entendible y manejable por cualquier empresario, freelance o especialista en marketing digital. Leer más

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